Hijas,
hijos,
hijes,
de una mata gigante de abrazos
que esparce sus semillas,
desde las sierras nevadas
hasta las llanuras encendidas,
por las venas anchas
y caudalosas
del río amoroso
que llamamos América.
Hijas,
hijos,
hijes,
de una mata gigante de abrazos
que esparce sus semillas,
desde las sierras nevadas
hasta las llanuras encendidas,
por las venas anchas
y caudalosas
del río amoroso
que llamamos América.