Conjeturas a las 17:00

¿No se te hace enigmático, Miriam,

que el Universo nos hiciera coincidir en el mismo

diminuto punto del espacio-tiempo

sobre su inmensa cartografía de los astros?

Aquí me tienes, todas las tardes lluviosas

pensando esta y otras reflexiones

que ni los académicos se atreven a formular.

 

Tiempo. Tu tiempo me sabe tan puro y sagrado.

Y aunque desdichadamente ande rodando en tus senderos

otro guerrillero a quien prefieres dar posada,

el poco tiempo que me diste, lo deposito

en mi bóveda del alma como un suave arrullo

donde ni las arenas del olvido podrán tocar.

Si no es en esta vida,

te prometo que seré mejor poeta

en otras estrellas donde te siga.

 

Como no pensarte

segundos, minutos, horas,

días de mi revolcada existencia,

recordarte tan llenita de mieles de alegría

para traerte más cerquita

a estos poemas míos,

y mostrarle a todos, lo eterna que serás

cuando se sientan a leer entre líneas

y descubran que fuiste el aliento divino

que hiciste sacudir mi puño y letra

en pulsos de pasión por tu amor.