Viento,
antiguo poeta de la creación
que apacigua al oído,
después de la jornada,
el ardor nocturno
del cansado durmiente
sobre su humilde catre.
El crudo silbido entre los techos,
cada madrugada,
es el poema más humano
que nos arrebata en los sueños
para sembrar en otras lejanas
geografías del alma.